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Profesores Javier Lozano y Fabrice Lambert escriben sobre el Cambio Climático en Revista Universitaria

Lunes, 20 Enero 2020 16:06


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Nuestros profesores de Geografía UC, Javier Lozano y Fabrice Lambert escribieron dos artículos en la edición especial de la Revista Universitaria dedicada al Cambio Climático. El investigador Lozano lo tituló “Una década de sequía” y el profesor Lambert “Los hielos ya no son eternos”.

“Una década de sequía”

a sequía comienza a producirse normalmente por una condición meteorológica anómala durante un período prolongado, dando lugar a un déficit en las precipitaciones o a un aumento en la evapotranspiración. Esto puede causar una disminución de las reservas de humedad del suelo y, en consecuencia, afectar al flujo y almacenamiento hídrico superficial. Estos fenómenos pueden verse afectados, además, por el consumo humano de agua que modifica los patrones espaciotemporales de disponibilidad hídrica, alterando las características de las sequías e incluso desencadenando nuevos eventos. De este modo, estos fenómenos pueden estar provocados tanto por factores climáticos como humanos.

Las variaciones climáticas probablemente condicionan la aparición de sequías de la misma forma que la influencia humana puede mitigarlas o intensificarlas, y sus consecuencias pueden reflejarse en distintos niveles. Por ejemplo, la escasez hídrica actualmente puede causar impactos significativos en los sistemas agua-energía-alimentos. Desviar agua de canales o embalses en las zonas aguas arriba podría beneficiar la seguridad alimentaria, pero conducir a una reducción del caudal de los ríos aguas abajo poniendo en peligro la seguridad hídrica y energética.

Del mismo modo, el incremento de zonas demandantes de agua puede desencadenar déficits en zonas abastecedoras. Los estudios revelan que en el territorio central de Chile, la anomalía pluviométrica se prolonga casi diez años, con déficits de lluvia anual oscilando entre un 25% y un 45%. Esta zona acoge a más de 10 millones de personas que demandan agua para desarrollar prácticamente cualquier actividad. El descenso de los recursos hídricos podría comprometer el funcionamiento ambiental y económico de la zona central de Chile, influyendo profundamente en los componentes sociales y políticos del país.

La evolución y las características de las futuras sequías no solo dependerán de los fenómenos climáticos, sino también de las actividades humanas. Por ello, es recomendable, por un lado, disponer de estrategias de gestión hídrica que permitan abordar y mitigar sus futuros efectos

y, por otro, reducir las emisiones actuales de gases de efecto invernadero, con el fin de evitar una modificación permanente de los patrones climáticos globales. Un ciclo de retroalimentación que, según nuestras próximas decisiones políticas y sociales, puede ser positivo o negativo. El futuro de este planeta es responsabilidad de las sociedades actuales.


“Los hielos ya no son eternos”

La cercanía de Chile al continente blanco ha generado una relación de varios años, la que comenzó a ser relevante cuando la ciencia dimensionó algunos impactos ambientales en ese lugar. Aunque el país carece de los equipos y grandes taladros de Estados Unidos, Europa y China, que bajan hasta tres y cuatro kilómetros de hielo, sus observaciones del pasado recién son valiosas para el entendimiento del cambio climático moderno.

En algunos casos, los científicos chilenos trabajan asociados con centros de Europa, Estados Unidos y Japón, haciendo uso de sus equipos. Esto robustece estudios como el de la capa de ozono o los cambios meteorológicos y en las aguas antárticas. Punta Arenas, como base, es importante en la logística de muchos países.

Hoy es más posible preguntarse cómo va a impactar el cambio climático en esa zona. Se pensaba que no había situaciones como la de Groenlandia, donde las temperaturas del aire se elevaron muy rápido, pero se descubrió que, más lento, en la Antártica también sube, especialmente por debajo del hielo y por el calentamiento del océano.

La zona de más cambios es la costera. Aunque todavía hay un cierto equilibrio, ya que el hielo crece en el interior mientras decrece en la costa, la Antártica del oeste y la península antártica se derriten rápidamente. La desintegración de toda la capa de hielo en la zona oeste es un escenario posible, ya que se piensa que esto podría haber ocurrido en el último interglacial, hace unos 120.000 mil años, cuando la temperatura era unos 4 °C más alta que ahora. Esto podría subir el nivel del mar hasta 5 m en los próximos centenares.

Los informes científicos se concentran en el calentamiento global, la pérdida de biodiversidad y otros impactos, pero lo más difícil para enfrentarse al cambio climático es la transformación económica y sociológica necesaria para que el ser humano modifique sus hábitos. Lo que sí es claro es que mientras antes se tomen medidas, la adaptación será más gradual.