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Profesor Marcelo Lagos analiza qué hemos aprendido como país tras el terremoto y tsunami del 27-F

Lunes, 26 Febrero 2018 09:07


Marcelo Alta"Soy un convencido de que la naturaleza no quiere hacernos daño”, afirma el académico del Instituto de geografía UC, Marcelo Lagos, al reflexionar sobre los desastres naturales que han afectado al país en el último tiempo. A partir del tsunami y terremoto ocurridos ese 27 de febrero hace ocho años, asegura el geógrafo, “nunca habíamos tenido la oportunidad de observar tanto evento natural extremo. Antes de 2010 no se le asignaba un peso relevante a estos temas”.

Para el académico, las consecuencias de la tragedia ocurrida en ese entonces han derivado en una serie de reflexiones y algunas medidas que han mejorarado lo que existía previamente. La gravedad de lo ocurrido en ese pasado reciente otorga una perspectiva sobre la afirmación de Lagos acerca de la nula intencionalidad de daño por parte de la naturaleza. “Los eventos naturales son extremos cuando interactúan con condiciones de exposición y su magnitud va a depender lo que hayamos hecho antes para evitarlo”, dice. Este es el tipo de aprendizaje que se ha instalado gradualmente desde el 27-F, continúa, un aprendizaje que se vincula al entendimiento respecto de las múltiples áreas que se vieron afectadas, es decir, además del significativo costo de vidas humanas, el costo económico para el país “significó el 18% del PIB”.


Lo que ha cambiado

Consciente de que el año anterior no se caracterizó particularmente por eventos con consecuencias devastadoras -sin contar los incendios que comenzaron a producirse desde inicios del verano-, el académico asegura que más allá de la ocurrencia de estos fenómenos, es importante comprender que la idea de estar expuesto a un peligro natural responde a conceptos humanos, “la percepción de riesgo y desastre es un constructo social”.

Sin embargo, apunta, el tema de fondo vinculado a los desastres se relaciona con el desarrollo humano, más allá de los “modelos matemáticos”, un tema prioritario dice, es “atacar la desigualdad, porque generalmente es el más pobre el que está más expuesto”. Y para esto, son fundamentales “la planificación urbana inteligente y la protección de los ecosistemas frágiles”. 

-Tras las diversas inspecciones en terreno que has realizado luego del 27-F ¿Qué hitos sobre aprendizaje y buenas prácticas rescatarías?

Con el 27-F aparecieron planes maestros, participaron universidades, se propusieron distintas formas de reconstruir. Si bien en países como Japón se toman medidas más radicales, como eliminar el uso residencial de zonas de peligro, en Chile el énfasis fue ‘convivamos con el riesgo, pero de forma más segura’. En Dichato por ejemplo, se propuso construir viviendas levantadas en columnas y el borde costero es mucho más robusto de lo que era antes; en Constitución, parques y bosques de mitigación, donde me tocó evaluar el diseño junto al arquitecto Alejandro Aravena. Lo positivo es que gran parte de lo que propusimos o evaluamos hoy es una realidad. Sin embargo, la experiencia del 2010 es para seguir aprendiendo. Nadie puede contener a la naturaleza. 

-¿Qué balance realizas sobre los desastres naturales ocurridos el año anterior en el país?

El año anterior no estuvo caracterizado por tantos eventos naturales como otros años. Uno de los hechos que marcó fin de año fue el sismo de Chiloé, que ocurrió en un lugar donde se había invisibilizado el peligro sísmico. Esto vino a traerles a la memoria los peores recuerdos a los chilotes. 

En 1960 se vivió el terremoto más grande de la historia, lo que generó cambios verticales en la costa: la parte oriental se hundió y requirió construcción de estructuras palafíticas. Hoy día más que nunca, los sismos han cobrado visibilidad dado el impacto que generan. Todo indica que podría venir un evento importante en Chiloé y sobre 7.5, lo mismo otros lugares de Chile.

Por otro lado, hubo tormentas en el Pacífico norte que generaron grandes marejadas. Esto se combinó con el abuso al urbanizar tan cerca del borde costero, pues esta es un área de amortiguación. Esto se les ha olvidado en la costa central. 

 



INFORMACIÓN PERIODÍSTICA

Violeta Bustos, Dirección de Comunicaciones