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Profesor Marcelo Lagos conversa con El Mercurio a 10 años del 27F

Lunes, 24 Febrero 2020 16:33


Mlagos EM2Ya es casi una tradición. Cada vez que el país es golpeado por una catástrofe natural, el geógrafo Marcelo Lagos (Arica, 48 años) aparece en las pantallas de televisión. Aunque sus primeras incursiones fueron inmediatamente después del 27-F, terminó de convertirse en “rostro” tras el terremoto y maremoto de marzo de 2011 en Japón, que generó una evacuación de 700 mil personas en el borde costero de Chile.

Profesor de la U. Católica desde 1998, días antes del 27-F realizaba excavaciones en la Isla Grande de Chiloé en busca de evidencias de un maremoto ocurrido en 1837, una investigación que había ganado fondos del Estado. Luego, armó su equipo y retornó a Santiago.

Al momento del sismo, Lagos estaba en casa de su familia, desempacando. “Rápidamente digo ‘bueno, esto es un terremoto evidentemente’”, recuerda. “Estaba cerca de la ruptura o en ella (...) No sabía en ese minuto. Lo que sí sabía era que estaba cerca de la fuente, por la intensidad que estaba sintiendo acá en Santiago”.

Enseguida contactó a colegas de distintas partes del mundo para que vinieran a ayudarlo a investigar el fenómeno. “Es importante ir a medir inmediatamente, porque cuando ocurren terremotos con tsunamis, las huellas que deja la inundación en zonas bajas urbanizadas generalmente se mantienen por poco tiempo”, asegura. Por eso, junto a otros expertos que viajaron de emergencia a Chile, partió al día siguiente a Constitución (Maule), donde el grupo se instaló en una carpa en la plaza de la arrasada ciudad. Allí, distintos canales de televisión comenzaron a contactarlo para hacer móviles en directo en los que explicaba los detalles del maremoto.

“Me di cuenta de que el impacto de los medios es, lejos, superior al de un artículo científico”, explica.

“Fue un aprendizaje gigantesco”, añade sobre esa experiencia. Agrega, sin embargo, que lo que vio en los lugares devastados por el tsunami lo hizo reflexionar: “Esos altos niveles de exposición (al peligro), particularmente en las costas, era una señal de que nadie comprendía el riesgo”.

Sobre los responsables de la pérdida de vidas humanas en la catástrofe, Lagos asegura, categórico, que el SHOA y la Onemi son solo la punta del iceberg. “Los responsables del desastre también son los ministerios de Vivienda, de Obras Públicas, los municipios, los profesionales faltos de ética (...) El desastre se fue construyendo desde el día en que decidieron poner escuelas en la orilla de la playa ¿Quién lo permitió?”.

—¿Cómo ve a Chile ante un eventual nuevo 27-F?

—Diría que hoy en día las comunidades costeras expuestas tienen conductas de autocuidado, lejos, superiores a las que existían en 2010. Un avance derivado de aprendizajes posteriores a ese año, del mal manejo de la emergencia. Los hechos han permitido que las generaciones actuales, lejos, estén más preparadas que antes del 2010.