14 de Octubre, 2025
En el marco del Curso de Formación General “Ciencia, Medioambiente y Futuro” (EDU124-C), impartido conjuntamente por la Facultad de Geografía, la Facultad de Educación y la Facultad de Química y de Farmacia, se desarrolló un Diálogo Autoconvocado orientado a contribuir al proceso de Evaluación Ética Global impulsado por el movimiento internacional Carta de la Tierra, en el contexto de la próxima COP30.
La actividad, organizada por Valeria Fuentealba, académica responsable del curso, convocó a 40 estudiantes, quienes trabajaron en grupos para abordar las cinco preguntas comunes propuestas por la iniciativa global. El ejercicio buscó fomentar una reflexión crítica sobre las formas en que nos relacionamos con la Tierra y sobre las razones por las que frecuentemente se desatienden los conocimientos científicos y saberes tradicionales respecto de la crisis climática. Asimismo, la instancia promovió la formulación de nuevas rutas de acción colectiva orientadas a mitigar los efectos de dicha crisis.
Como parte del proceso formativo, se elaboró una sistematización del trabajo de los grupos, que permitió recoger y analizar las principales ideas y propuestas surgidas durante el diálogo. Entre ellas, destacan perspectivas que rescatan los saberes de los pueblos originarios, en particular del pueblo mapuche, así como la necesidad de modificar hábitos cotidianos poco sostenibles y fortalecer una cultura ambiental intergeneracional.
“Las tradiciones y prácticas que enseñan a vivir en equilibrio con la naturaleza provienen en gran parte de la visión de los pueblos originarios, como la mapuche, que consideran la tierra sagrada y buscan convivir con ella sin abusar de sus recursos, transmitiendo una ética de respeto y cuidado. A ello se suman prácticas cotidianas y comunitarias que refuerzan la sustentabilidad, como el uso de bolsas reutilizables, la reducción del plástico, el reciclaje, la reutilización de materiales, el cuidado del agua y la promoción de un consumo más responsable. También destacan iniciativas actuales en espacios educativos y sociales, como puntos verdes, centros ecológicos, apoyo a pymes sustentables, vegetarianismo, veganismo y transporte eléctrico, que contribuyen a transformar la cultura hacia una economía circular y a consolidar una conciencia ambiental intergeneracional.”
Otra de las reflexiones destacó la importancia de la educación ambiental desde etapas tempranas, la difusión de información clara y movilizadora y la implementación de medidas estructurales que incentiven modelos de producción y consumo más responsables.
“Para enfrentar la crisis climática es clave concientizar a las personas desde la infancia, mediante la educación en casa, en la escuela y a través de medios culturales como el cine, la televisión y el arte, además de promover actividades lúdicas que transformen prácticas eco-amigables en hábitos permanentes. Se propone masificar información clara y conmovedora, mostrando tanto los daños como la esperanza de que aún es posible generar cambios, para movilizar a individuos, comunidades y autoridades. A nivel cotidiano, se destacan acciones como separar residuos, usar energías renovables a pequeña y gran escala, y promover un consumo equilibrado con la naturaleza. En el plano industrial y empresarial, se plantea aplicar impuestos proporcionales al impacto ambiental, ofrecer incentivos y beneficios a quienes reduzcan su huella, e impulsar cambios en los modelos de producción hacia procesos más responsables y circulares. En conjunto, estas medidas buscan cerrar brechas de desinformación, fomentar empatía con el medio ambiente y consolidar estilos de vida más sustentables y accesibles. Es importante que cada uno se haga responsable y entienda que su impacto, positivo o negativo, marca una diferencia. Esta es una problemática multidimensional, por lo tanto, se debe abordar integralmente”.
El Diálogo Autoconvocado se enmarca en la guía de acción elaborada por Carta de la Tierra para promover espacios de participación y reflexión ética rumbo a la COP30. A través de estas instancias, se busca recoger insumos desde comunidades académicas, territoriales y juveniles para fortalecer la dimensión ética y social de la acción climática global.
La iniciativa invita, además, a compartir los principales resultados de estos encuentros en redes sociales utilizando los hashtags #BalancoEticoGlobal y #GlobalEthicalStocktake, contribuyendo a visibilizar las voces y perspectivas de las nuevas generaciones frente a los desafíos ambientales contemporáneos.